Hoy, 13 de marzo estando frente a mi IPAD me dieron ganas de escribir una nueva entrada en mi Blog. Me contacto con Pachy y no, ella es increíble, me dice “de una” está siempre dispuesta a ayudarme. Es que ella es la que me ayuda no solo montándolo y diseñando los pdf que les regalo, sino editando el texto porque ese es otro talento de ella. Yo siempre le digo que algún día ella tiene que escribir su propio libro.
Esta vez quiero contarles cómo ha sido estos meses viviendo en Valledupar, pero de repente, cuando quiero empezar a escribir, ¡Dios!, me inunda un miedo extraño… es como ansiedad, nervios; respiro profundo y digo: “Eres Tú Padre?…
Definitivamente tengo que suspender el impulso de escribir y me voy a orar escuchando la canción “Suelto” de Sarai Rivera.
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Ya estoy de vuelta y más tranquila… ¡orar lo soluciona todo!
Bueno, como les decía, quería contarles que cuando llegué a Valledupar nos establecimos momentáneamente en un apartamento amoblado; esto en inicio debía ser solo por 15 días mientras estaba listo el otro apartamento pero resultó siendo 2 meses la larga espera jajajaja, otra prueba para trabajar en mi impaciencia.
En mi rol de líder suelo querer tener todo bajo control, quiero que todo se de conforme a lo que he planificado, pero cuando no se da así, Dios sabe todo lo que pasa dentro de mi.
Dios ha trabajado en mi pero esto no quiere decir que me ha quitado la impaciencia. Ella sigue, lo que debe estar cambiando es mi forma de reacción frente a situaciones que la despierten.
Antes cuando todo se me había salido de las manos, cuando nada se estaba dando conforme a como yo lo había planificado, salía a relucir esta impaciencia en forma de amargura y mal genio; todo me molestaba. Pero Dios ha cambiado eso, es un proceso que me ha llevado años.
Ahora la impaciencia produce en mi un deseo incontrolable de comer dulce jajajajajaja, ¡Ay Dios!
Sigo trabajando de la mano de Dios en sanar, cambiar esto.
Nosotros veníamos de Medellín una ciudad donde amábamos TODO. El horario, el clima, la gente y como llevaban a cabo sus rutinas, como las finanzas fluían dándo estabilidad. Amaba la ciudad como tal y ver como mi equipo de CV Beauty crecía allá.
Ya en Valledupar en un principio no hubo problemas pero a medida que iban pasando los días en mi, pero también en Jr., crecía la angustia debido a que no lográbamos equilibrarnos. No lográbamos crear unas rutinas, sin embargo en esta ciudad nos han recibido increíble, el amor hacia mi y hacia Martín… nos hemos quedado sin palabras. Esto nos ayudó mucho.
Me encontré con muchos cambios como lo es el horario. También tengo que transportar más frecuente a Jr.; se me dificultó mucho establecer un cronograma en el Gimnasio. Las horas laborales las tuve que disminuir ya que también estoy estudiando con Martín… mis finanzas disminuyeron… muchas cosas cambiaron y al final colapsé.
Tuve que rendirme ante Dios. En este tiempo comprendí que siempre he tratado de hacer todo en mis fuerzas y me funcionó hasta cierto punto porque lo establecía sobre buenos hábitos pero sin Jesús como roca en cualquier momento todo se iba a desordenar.
Paralelo a esto también empezaba a angustiarme por el cambio de implantes en los senos, discutí mucho con Jr. por temas de estudio, me tenía inconforme el tener que pagar doble vivienda, me volví un caos.
Empecé de cero mi relación con Jesús.
Me dejé conquistar de nuevo y la iglesia aquí fue fundamental, he aprendido a soltar aunque aun me cuesta pero pude gritar, llorar, decir: “no aguanto más”, “no se que hacer”, y seguir llorando y llorando.
De repente empecé a sentir paz cuando le decía a Dios: “no se que hacer pero me rindo y me descargo en ti”.
Empezaron a pasar milagros en mi vida. Sonreír y estar tranquila en medio de las dificultades. Empecé a dar gracias por todo, por el cielo de Valledupar, gracias por la ayuda de la nana, porque mi familia no me desampara. Fueron más evidentes los detalles que Dios me estaba dando a mi y a Jr. a cada instante.
Aprendí a dejar de ser la “salvadora del mundo” y me convertí en la salvada dejándome sanar de mi Padre Celestial. Me enfoqué en todo lo que tenía por agradecer y dar, me enfoqué solo en lo positivo y en decir: “Señor aquí estoy, ¿cómo quieres que te sirva?”.
Me analizo hasta en el mínimo detalle, cómo le hablo a Jr., analizo cada palabra que sale de mi boca y haciendo esto y descargando todo en el Padre he podido ver Su amor en cada circunstancia de mi vida.
Otra cosa que me ayudó fue la historia de Gloriana Montero. Ella es colombiana y casada con Danilo Montero. Es una historia de amor muy hermosa, además ella nos cuenta su proceso de valentía lo cual me ayudó aplicándolo a la paciencia.
Le escribí entonces a mi amigo Luis de Medellín para preguntarle si la había escuchado pero él me habló de otra, la de Natalia Nieto (pastora de “Su Presencia”) quien está pasando por un momento difícil pues su esposo está acusado de violación.
Solo pensar en el proceso por el que deben estar pasando estas dos mujeres entendí que Dios está con cada mujer en su propia tormenta.
A todas nos pasa, a mujeres de todas las edades, a mujeres de todas las culturas, a mujeres de todos los niveles socio-económicos. Todas tenemos nuestra propia historia y cada una de nosotras tenemos la oportunidad de acercarnos al Padre en medio de nuestros procesos.
Conocer las historias de otras mujeres a veces nos muestra que las nuestras no son tan difíciles o complicadas como los de ellas y nos debe llevar a agradecer al Padre por su misericordia en nuestras vidas y al Hijo por darnos la victoria en nuestras batallas.
Sigo en mi proceso, pero no quería dejar de escribir esto por si alguna de ustedes está pasando por una situación similar. Si hay alguna que esté llena de impaciencia y no pueda más con las cargas, le recomiendo la canción: “Tienes el Control” de Su Presencia. No eres la única y no estás sola.
Doy gracias a Dios por estos dos meses en Valledupar, por poner en mi camino estas “dificultades” porque de ellas se que va a salir algo maravilloso.
Ya casi para terminar lo único que me queda por decirte es que confíes, créele al Padre, aférrate a Su Palabra, sonríe, agradece, se empática, adora en todo momento, da gracias por todo porque todo obra para bien a los que creemos en Dios.
Pronto les estaré contando más sobre todo lo que ocurre en esta tierra de bendición donde el Padre me ha puesto, y como va todo en mi nuevo hogar con Jr.
Gracias, ¡gracias! por leerme pues con mucho amor comparto estas historias.
Caya.
Aprópiate de estas promesas: